miércoles, 6 de agosto de 2008

Octubre 23

¡Adonde llevan el amor y la pasión cuando se desmadran! Me sobrecoge el suponer que pudieras ser la candidata para encarnar a la irresistible Bice y yo a Antonino Paraggi, quien la convirtió en su obesión fotográfica, y abandonado terminó loco. Grosso modo, es éste el épílogo de La Aventura de un Fotógrafo, por Ítalo Calvino. También a luz y a contraluz, aquí tu invasión al campo visual de mi existencia te hace el motivo, el objetivo, la modelo, el paisaje, la circunstancia. Y hasta quisiera reivindicar la suerte de Paraggi, pues sólo contigo presente todavía es posible convertir lo instantáneo de ayer en lo perenne de mañana. En cambio, aquel se obstinó solo y sólo en querer insuflarle vida al pasado —al cabo de un clic todo es pasado— con Bice plasmada en el papel de revelado, y con cuyos fantasmas tapizó hasta las paredes de la conciencia. Y para papeles, puedo razonar aún que te prefiero en el sinónimo de rol, desempeño, cometido... En el papel tuyo en mi vida.

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