miércoles, 6 de agosto de 2008

Septiembre 3

En esta noche de Luna emboscada por las sombras, pienso en aquellos pintores y en aquellos poetas osados que pretenden abarcarlo todo en un solo arrebato. Materialmente, los primeros necesitarían galones de pintura negra y apenas gotas de amarillo y ocre. Los segundos acudirían probablemente a la paleta de sinónimos del negro —el oscuro, tostado, retinto, azabache, bruno, quemado— para tratar de describir la evolución de la noche hacia afuera y hacia adentro, y a los parientes del amarillo —el rubio, áureo, dorado, ambarino— en el mejor propósito por definir la secuencia y la consecuencia de la Luna en el paisaje y en el espíritu. Ni pintor ni poeta, mi arrebato eres tú, y mi utopía es pretender alcanzar la omnipresencia de la Luna que puede verte ahora mismo como desde aquí trato de imaginarte.

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